miércoles, junio 04, 2008

La pequeña estafa



Hace uno días volví a ver el mismo cartelito que colgaban el año pasado en las estaciones de servicio de Corrientes Capital: así porque sí, nada más, cobraban -y cobran- $0,142 adicionales por cada litro de combustible adquirido. Aunque en Corrientes sólo duró una semana, en algunas estaciones de Paraná este robo lleva ya bastante tiempo. Y si digo robo, es porque es un robo.


Imaginen cuánto dinero no declarado entra a las arcas de estos avivados.
Los empleados manifiestan -yo siempre hablando con quien no debo cuando nadie me solicita- que no les han aumentado el sueldo. El servicio no ha cambiado en lo más mínimo.


Suele faltar Gas-Oil. Siempre falta nafta común (algunos ni siquiera venden). Casi siempre falta nafta super o especial (de acuerdo a la petrolera cambia la denominación, aunque la calidad sea similar).


Uno termina cargando Fangio 21 (o sea premium, podium o como quiera que llamen a la de primera), porque no es cuestión de andar dejando el vehículo por ahí, tener que remolcarlo o empujarlo. Tendremos que improvisar, o utilizar medios de transporte alternativos? Como diría mi amigo Ariel, que no me jodan, loco...

Como siempre, hay quienes se benefician de esto sin pretenderlo, o sea, no arengan los incrementos de precios, pero tampoco les viene mal que suceda. Bien por ellos, pero tampoco vamos a andar comprando adminículos para el coche para gastar menos plata;


en todo caso, el ahorro de combustible debería ser impulsado por alguna pequeñísima conciencia ecológica.

Tampoco vamos a salir a cortar rutas, entorpeciendo el tránsito y la libre circulación, provocando efectos que no perjudican más que a los trabajadores,


porque total las multinacionales se ríen de nosotros. Ya puedo ver las juntas directivas, llenas de ejecutivos que se cagan de risa de nuestras protestas. Qué olor a mierdas. Y aquella pequeñísima conciencia ecológica me dice que ya es mucho con que use combustibles fósiles, que no queme cosas inútilmente, que allá se cagan de risa de mí y de todos. Lo malo ahora es que ya se me está pasando la bronca, y seguramente en un rato ni recordaré ya la indignación que tenía cuando la playera me preguntó si sabía lo de los quince centavos. Porque te suman derecho quince, ya que la cuenta no pasa por el surtidor, ni te dan ticket o factura. Las facturas, en la panadería.

Ahora, que más puedo decir, no se. Supongo que, más allá del vehículo que utilicemos -yo generalmente ando en moto, pero en el campo manejaba un tractor- tenemos derecho a elegir y no obligación de optar o aceptar mansamente.


Aunque algún día tal vez nos cansemos de que nos metan la mano al bolsillo unos y no los sancionen otros porque tienen la mano en la lata y así sigue todo y un guiño cómplice aquí en argentina resuelve las cosas de manera fácil y rápida y todo el pueblo se puede ir bien al demonio y me voy porque esto me está enfureciendo y la furia no es buena. No siempre, al menos.


Dentro de poco en vez de echar nafta o gas-oil, al tanque de combustible habrá que alimentarlo con billetes.


Y al ritmo que nos lleva Cristina, en vez de pesos van a ser verdes. Habrá que hacer lo del Chavo y plantar un dólar para obtener una planta de dólares, porque dolores ya nos da bastantes este gobierno. En Corrientes hay muchos desempleados que ponen sus vehículos (de cualquier tipo) a trabajar de colectivo o remís, y como cada vez hay más pobres que recurren al transporte público, termina siendo todo círculo, un eslabón más de una larga cadena que rodea el cuello de la república. Y al final, uno acaba como una vaca mansa en un camión jaula, rumbo a faena. Realmente, muchas veces se viaja como sardina enlatada, pero ese es otro tema.

¿Hasta cuándo seguirán los conflictos? ¿Mientras haya petróleo?


Pues si se molestan en crear brazos robóticos para cargar combustible, es porque esperan algo a cambio...

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