lunes, junio 22, 2020

Europa del Este.

Mis manos, tan inquietas
y tu piel pálida y tibia
y la gran tentación de posponerlo todo,
dejándose llevar por el deseo.
Sobre la hierba, un libro abierto,
envuelto en un clima que invita a leerlo.
Europa del Este no está tan lejos.

La sustancia hidrosoluble.

Al fondo hay, a lo lejos,
una casa, algunos autos,
aquí al frente está tu rostro
sonriente, y en tus manos
la sustancia hidrosoluble.

Un vaso de ferné.

Ella me miraba fijo al otro lado del salón.
Sonreía y me hacía sonrojar.
Yo era sapo de otro pozo
y entre toda esa gente 
me decía todo el tiempo
¿qué hago acá?
Dame un vaso de ferné,
dame un vaso de ferné.

Libre y feliz.

Te vi entre la multitud y sentí como una bocanada de aire fresco llenandomi pecho y mi alma. Tu mirada distraída por todo y nada a la vez me hizo pensar en lo poco que valoramos las cosas simples, y que no hace falta mucho para ser feliz. Basta con la libertad. A veces.

Hay una piedra en mi zapato.

La primavera está en el aire, 
está en el sol, está en el cielo. 
Me gusta el viento. 
El campo es verde, y nos rodea 
todo lo que hemos soñado.
Hay una piedra en mi zapato.

Ésta es tu sombra.

Hay una sombra en tu sonrisa,
que advierte acerca del peligro.
Estabas llena de alegría.
Ésta es tu sombra.
No es una sombra en la pared.
Ésta es tu sombra.

Selfie en el parking de un supermarket

Quiero que sepas que voy a viajar al país del norte que llaman imperio, para tomarme una selfie en el parking de un supermarket, porque yo sí que tengo toda la onda.

Jipi con osde.

La gente sonríe al tiempo que el showman representa su obra. El pelo desprolijamente ensortijado, la barba prolijamente mal cortada. Zapatos leñadores, pantalón cargo, sueter a rayas con un punto de costura estratégicamente suelto sobre el hombro izquierdo, a la vista de todos. Tan lejos y tan cerca, en un patio tan propio de nosotros, hay una delicada armonía entre público y artista.

Aislados.

Ahí está el mundo con sus peligros, ahí está el mundo al otro lado de la alambrada. Vemos la escena que nos rodea y éso es todo lo necesario. El resto, el resto no es importante porque aquí estamos juntos y a salvo de lo que suceda, aislados.

Ahí vivo yo.

Me sumerjo en las tinieblas. Mis ojos toman un par de segundos para vislumbrar lo que parece una puerta a pocos metros de distancia. Avanzo hacia ella. Ya lo afirmo con certeza, me convenzo a mí mismo de que hay una puerta allí. Detrás mío sólo puedo decir que ha quedado un atisbo de luz desprendida del hoyo por el que caí. Hacia adelante, mis pasos me llevan a lo desconocido.

E.

Ella a su casa lo invitó
no quería sexo
sólo buscaba amor.
Él sonriendo aceptó
sólo quería sexo
no buscaba amor

Ésta es la historia de la alumna y el profesor
y el trago amargo que la vida les dejó

Ella a su casa lo invitó
no quería sexo
sólo buscaba amor.
Él sonriendo aceptó
sólo quería sexo
no buscaba amor

Tiempo después él a su cargo renunció
y ella su vida triste y sola continuó

Ella a su casa lo invitó
no quería sexo
sólo buscaba amor.
Él sonriendo aceptó
sólo quería sexo
no buscaba amor

Recuerdos de una travesía

Entramos al bar de un pueblo perdido por quién sabe dónde y todos voltearon al vernos llegar. Éramos la imagen de la rebeldía y el atrevimiento de ser lo que nadie se animaba a ser. Nos rodearon con sonrisas, cordialidad y alegría y la envidia sana e inocente de ésos que no conocían nada más que el mismo entorno donde se criaron.