viernes, junio 23, 2017

Quién ama al líder?

A lo largo de la historia hemos visto a grandes (no por ello menos nefastos) lideres que consiguieron dominar a las masas convenciéndolas de que hay un enemigo en común, y de que la única manera de sobrevivir es mantenerse alineados bajo la misma bandera, la misma causa común, los mismos preceptos. Esto genera en las masas cierto ámbito de confort del que temen salir, y han de proteger su lugar a capa y espada, no por bizarría sino por ignorancia. No conocen otros métodos que involucren algo más que sangre y sudor. Si acaso alguien osara cuestionar al líder sería de inmediato señalado, separado, amedrentado y hasta apedreado por los demás miembros de la masa, no por fidelidad hacia el líder o hacia la causa, ni por férreas convicciones, sino por temor, por miedo de ver en riesgo su propia posición en el conjunto, y venderían a una madre por conservar el sitio que les hace sentir parte de los cimientos de una estructura que en realidad es tan débil como las mentes de quienes la componen.