miércoles, enero 11, 2006

-Apuntes.

-Adesss.

-Este amanecer mil veces
vivido por mi cabeza,
en una playa desierta,
debajo de una palmera
que deja pasar apenas
un rayo solar que quema
una parte de mi cara,
que hace segundos despierta,
al sentir que tus caricias,
rozando la piel tostada,
van escribiendo una historia
nunca jamás terminada.

-Yo juego, hace años,
ajedrez. ¿Juegas damas?.

-A veces duermo recordando tu locura,
a veces sueño con tu piel bajo mis labios,
que acarician tu blanquísima figura.

-Tal vez nunca te quise,
quizá nunca te amé,
probablemente sólo
buscaba a una mujer.

-Yo no soy nada.
No soy ni triunfo,
ni fracaso,
ni victoria,
ni derrota.
Mi nombre está en la telaraña.

-Como están caras las pastillas,
todos fumamos vegetales;
a mí me apesta la camisa,
y veo cosas irreales.

Siempre tenemos pesadillas,
al despertar, tomamos Adesss.

-Te miré hasta incomodarte.
Sé que no debí hacerlo,
pero estabas tan hermosa!.

Campos de girasoles
aguardan tu regreso.

-Esperándote, esperando
el té que sirven en tazas
de té chino, estoy pensando
en lo inútil de las trazas
de arte que me vas dejando.

-La rabia y el orgullo
yo me los trago,
porque todo lo que hago
en mi capullo
es algo que no entiende
tus preconceptos,
tal vez porque no acepto
que me manejen,
pero a la vez me aterra
quedarme solo.

-Tu sonrisa te delata:
dentro de tu cabecita es
tás bailando en una pata;
sin un motivo aparente
te detendrás, de repente,
y no confesarás nada.

-Me hablas de indiferencia,
y no es más que impotencia
disfrazada, es orgullo,
es, tal vez, puro amor propio.

-Hay un loco que tiene cinco clones
que son iguales
en piel y huesos, dolor y sufrimiento,
y son distintos.

En ocasiones consigo comprenderlo.

-Si quiero ser
o no ser,
no es la cuestión.
¿Quiero ser alguien?.
¿O no ser nadie?.
Probablemente apenas
una bola de sebo.

-El maullido de la gata
lastima mis oídos;
su estridente sonido
es como una navaja
que atraviesa de un lado
a otro mi cerebro;
me estoy volviendo loco,
me voy poniendo viejo.

-El que subestima, pierde.

-Con el sopor del vino
no creo que pueda incorporarme.

-