domingo, diciembre 11, 2005

-Germania.

-Atila.

Piso las margaritas.

No me interesa,
¡no me interesa!.

Tengo un billete de veinte
y cinco soles,
y traigo muerte.

-

Tengo un cuchillo afilado.
Su filo de bisturí
corta la carne tan fácilmente
como un cuchillo caliente
se hunde en un trozo de mantequilla.
Y es una expectante
amenaza quirúrgica a mis dedos.

-

El odio me consume por dentro;
se extiende, corrosivo,
como óxido debajo de una capa
de pintura que, inevitablemente,
en algún momento se quiebra.

-